La dermofarmacia orienta la cosmética hacia la salud estética,
antepone el cuidado de la piel y su salud. Si algo define a la farmacia es el consejo de un profesional de la salud, capaz de reconocer las necesidades de cada piel y proponer un tratamiento adaptado. El farmacéutico puede diagnósticar y recomendar según cada necesidad.
¿Quién no ha ido a la farmacia a pedir ayuda porque le han salido manchas, rojeces o una erupción cutánea? Y es que, cuando tenemos un problema, no nos arriesgamos a usar cualquier cosmético. El farmacéutico puede recomendar el más adecuado a cada piel o problema. Te revelamos qué diferencia hay entre los productos de dermofarmacia y el resto de los cosméticos
TODO BAJO CONTROL
Si bien un producto de dermofarmacia puede incluir los mismos componentes en su formulación que otro que se comercializa a través de perfumerías, el primero tiene que superar una serie de controles específicos: en concreto, hay que remitir su composición exacta y los textos que aparecerán en el etiquetado para que sean revisados y aceptados por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, para que le otorgue el Código Nacional del Producto.
Antes de llegar a este trámite, son los propios laboratorios quienes someten a sus productos a exhaustivas pruebas y test para evitar cualquier riesgo de alergia.
El hecho de superar estas pruebas, que reducen al mínimo los riesgos de alergias e intolerancias, es el principal aval de los productos de dermofarmacia.